sábado, 9 de noviembre de 2013

Historias que empiezo a escribir y no las continuo.

“[…] Y vosotros, que osáis sembrar el miedo y la miseria en los mundos que unifiqué y que amo por igual, vosotros seréis los que mayor castigo recibiréis. Porque soy piadosa con los que respetan y llenan de alegría y justicia el mundo, pero cruel y severa con los que lo llenan de maldad y barbarie. En un pasado os di mi confianza, hoy en el presente vuestros actos han hablado por vosotros y la habéis perdido, y esto traerá graves consecuencias para el futuro. ¡Que se separen ambos mundos!¡Que no vuelvan a verse, nunca, pues la predicción del oráculo es cierta, y no podrán convivir en paz!”
Esas fueron las últimas palabras de la reina Kha, antes de que separase Lithran de Isther. Después, la reina hizo beber la pócima de Quej a los causantes de tales atrocidades como castigo. Hacía años que no se ejecutaba tal sentencia, pero la circunstancia así lo dictaba, pues por culpa de aquellos hombres, tanto Lithran como Isther quedaron gravemente dañadas, y de tal daño no se depondrán hasta pasados los siglos.
El más perjudicado sin duda alguna fue Isther, cuyos habitantes desaparecieron por completo. Kha separó dos mundos, uno lleno de vida, y el otro carente de ella, pues incluso las plantas y los animales tan extraños y exóticos de aquel lugar, desaparecieron junto con los timmad. Solo quedó tierra y agua. Pero, si las predicciones del Viejo Oráculo son ciertas, no hay nada que temer, pues poco a poco, como el ave fénix que resurge de sus cenizas, resurgirá  así otra clase de vida, muy parecida a la nuestra, por no decir igual.
Pero claro, son solo suposiciones, suposiciones hechas a partir de una profecía formulada hace millones de años.
No sabemos si el Viejo Oráculo acertó con sus palabras, a menos… a menos que viajemos hasta Isther por el ya comentado Camino del Tiempo. Pues, como ya dije en capítulos anteriores, los dos mundos no pueden estar separados totalmente, dependen el uno del otro, y si Kha llegó hasta Isther debió hacerlo a través de aquel camino. Solo hace falta encontrar el modo de dar con él, y para ello nos hace falta mucha magia… sobre todo magia negra…


Este texto es un fragmento del mítico libro de J´Alkkhem, Al otro lado de Lithran

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