domingo, 13 de noviembre de 2011

No digas que fue un sueño...

Hola pequeños padawans, hoy como de costumbre, no he hecho nada interesante. Me levante, me duche, estudie, hable por móvil y aquí estoy escribiendo. Solo hay una cosa que valdría la pena mencionar, y es que acabe por fin de leerme el libro de Terenci Moix titulado "no digas que fue un sueño", y la verdad es que me gustó bastante, porque no solo el autor tiene un estilo de escribir magnifico (por algo ganó el premio planeta), sino que además la historia es fabulosa.
La historia que narra es la ya conocida y mitificada historia de Cleopatra y Marco Antonio.
Yo personalmente les aconsejo este libro a la gente interesada en esta etapa de la historia y en especial en estos dos personajes.
He de decir por otra parte, que el personaje que mas me llamo la atención y mas me gusto del libro fue Octavio. Moix le pinta como un hombre serio, frío y calculador, que sabe muy bien como jugar sus cartas, pero detrás de toda esa severidad también tiene su lado humano, aunque este sea menor. Así pues este hombre siempre luchara por derrotar a la serpiente del Nilo y a su amante que antes fue su amigo y compañero.
Por otra parte, Marco Antonio me defraudo un poco en la novela, mientras que Cleopatra me parece simplemente excepcional. En realidad, y esto es como dato anecdótico, Cleopatra no fue muy bonita, es mas era conocida por su gran nariz, sin embargo cultivaba a los hombres por su particular personalidad, o así es como narran algunas crónicas e incluso este libro en algunas partes lo deja caer.
A ver si voy teniendo mas tiempo para leerme los otros dos libros que me quedan, porque con esto de la universidad no tengo tiempo para nada.
El siguiente en mi lista es "El nombre del viento", que por cierto se ha vuelto bastante famoso y hace poco ha sacado la segunda parte.
Bueno, pues hasta aquí mi entrada de hoy. Se que no ha sido muy larga ni muy interesante, pero prometo que la siguiente me la trabajare mas. Y para despedirme os dejo con esta cita que Terenci Moix añadió a su libro:

"Ella era el último miembro de una raza solitaria y sutil. Era una flor que Alegandría había tardado trescientos años en producir y que la eternidad no puede marchitar. Y se abrió ante un soldado romano, sencillo pero inteligente..."

E.M.Forster, "Alexandria".

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