El caso es que ni siquiera sé en qué etiqueta catalogar esta entrada. En principio, hablaré de un tema relacionado con los libros, pero me temo que me voy a andar por los laureles y acabaré con un tema totalmente distinto. Pero como ya he dicho, primero por el libro:

uya primera aparición se da en
En fin, ¿qué mas contaros? ¿Que voy a empezar clases de chelo?Pues vale, lo comento: Si, a partir de ahora voy a aporrear a un pobre violonchelo que no tiene la culpa de que a mi se me haya antojado aprender a tocarlo. Esas cosas pasan, intentaré no hacer sangrar muchos oídos por culpa de mi intento de música.
El caso es que yo siempre he querido aprender a tocar algún instrumento, y mas vale tarde que nunca, por lo que ya que este año tengo algo de tiempo, pues haré cosas de provecho. No os voy a mentir, el violonchelo en un principio no era my cup of tea, ya que además yo quería apuntarme a piano. El caso es que no quedaban plazas, al igual que tampoco había de violín, mi segunda opción, ni para viola, mi tercera. Entre los instrumentos que quedaban, el que mas me llamó la atención fue el chelo, así que a ello fui. Un poco a lo loco, eso sí. Ya tengo el chelo, el libro de partituras, los libros de lenguaje musical.... en fin, todo lo que se necesita para las clases y para quedarte sin un duro en la cuenta. Pero quien algo quiere, algo le cuesta.
Creo que ya he cumplido con mi papel de administradora del blog, así que al no ser que en unos días se me ocurra un tema mejor sobre el que escribir, me despido por un tiempo. Ahora, ¡a leer!
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