“[…]
Y vosotros, que osáis sembrar el miedo y la miseria en los mundos que unifiqué
y que amo por igual, vosotros seréis los que mayor castigo recibiréis. Porque
soy piadosa con los que respetan y llenan de alegría y justicia el mundo, pero
cruel y severa con los que lo llenan de maldad y barbarie. En un pasado os di
mi confianza, hoy en el presente vuestros actos han hablado por vosotros y la
habéis perdido, y esto traerá graves consecuencias para el futuro. ¡Que se
separen ambos mundos!¡Que no vuelvan a verse, nunca, pues la predicción del
oráculo es cierta, y no podrán convivir en paz!”
Esas
fueron las últimas palabras de la reina Kha, antes de que separase Lithran de
Isther. Después, la reina hizo beber la pócima de Quej a los causantes de tales
atrocidades como castigo. Hacía años que no se ejecutaba tal sentencia, pero la
circunstancia así lo dictaba, pues por culpa de aquellos hombres, tanto Lithran
como Isther quedaron gravemente dañadas, y de tal daño no se depondrán hasta
pasados los siglos.
El
más perjudicado sin duda alguna fue Isther, cuyos habitantes desaparecieron por
completo. Kha separó dos mundos, uno lleno de vida, y el otro carente de ella,
pues incluso las plantas y los animales tan extraños y exóticos de aquel lugar,
desaparecieron junto con los timmad. Solo quedó tierra y agua. Pero, si las
predicciones del Viejo Oráculo son ciertas, no hay nada que temer, pues poco a
poco, como el ave fénix que resurge de sus cenizas, resurgirá así otra clase de vida, muy parecida a la
nuestra, por no decir igual.
Pero
claro, son solo suposiciones, suposiciones hechas a partir de una profecía
formulada hace millones de años.
No
sabemos si el Viejo Oráculo acertó con sus palabras, a menos… a menos que
viajemos hasta Isther por el ya comentado Camino del Tiempo. Pues, como ya dije
en capítulos anteriores, los dos mundos no pueden estar separados totalmente,
dependen el uno del otro, y si Kha llegó hasta Isther debió hacerlo a través de
aquel camino. Solo hace falta encontrar el modo de dar con él, y para ello nos
hace falta mucha magia… sobre todo magia negra…
Este
texto es un fragmento del mítico libro de J´Alkkhem, Al otro lado de Lithran.